Los órganos sexuales, también conocidos como órganos genitales o reproductivos, son aquellos que permiten la reproducción en las especies animales, incluyendo a los seres humanos. Estos órganos se dividen en dos categorías: órganos sexuales internos y órganos sexuales externos. Los órganos sexuales internos son aquellos que se encuentran dentro del cuerpo, mientras que los órganos sexuales externos son aquellos que se encuentran fuera del cuerpo.

En hombres, los órganos sexuales externos son el pene y el escroto. El pene está compuesto por tres cámaras llenas de tejido eréctil, que se llenan de sangre durante la excitación sexual. El escroto es un saco de piel que contiene los testículos, que producen espermatozoides y hormonas sexuales masculinas. Los órganos sexuales internos en los hombres incluyen los testículos, epidídimo, conducto deferente, vesículas seminales y próstata. Estos órganos trabajan juntos para producir y liberar semen durante la eyaculación.

En mujeres, los órganos sexuales externos son la vulva, que incluye los labios mayores y menores, el clítoris y el orificio vaginal. La vagina es un órgano sexual interno que se conecta con el cérvix, que a su vez se conecta con el útero. Los ovarios son los órganos sexuales internos que producen óvulos y hormonas femeninas. El útero es el lugar donde se aloja el feto durante el embarazo y las trompas de Falopio son los conductos que conectan los ovarios con el útero.

Los órganos sexuales tienen una función principal de reproducción, pero también desempeñan un papel en la regulación hormonal y la satisfacción sexual. La excitación sexual causa la liberación de hormonas que estimulan los órganos sexuales, lo que lleva a la reproducción o al orgasmo. En resumen, los órganos sexuales tienen un papel crucial en la reproducción y la sexualidad, tanto en los hombres como en las mujeres.