El organismo humano se divide en diferentes sistemas que trabajan juntos para mantenernos vivos y saludables. Empezando por el sistema esquelético, el cual está formado por los huesos del cuerpo y protege los órganos internos. Los huesos también pueden producir células sanguíneas y almacenar minerales importantes como el calcio.

Otro sistema importante es el sistema muscular, el cual proporciona movimiento y mantiene la postura corporal. Los músculos están conectados a los huesos por medio de los tendones y pueden trabajar en conjunto para lograr movimientos complejos, como caminar.

El sistema nervioso es vital para el control y coordinación de todas las funciones del cuerpo. El cerebro, la médula espinal y los nervios trabajan juntos para transmitir señales eléctricas y químicas que permiten que los órganos y sistemas del cuerpo trabajen en conjunto y respondan a los cambios del ambiente.

El sistema respiratorio se encarga de la respiración y el intercambio de gases. Los pulmones llevan oxígeno a través de la sangre y eliminan el dióxido de carbono. El sistema circulatorio trabaja de la mano con el sistema respiratorio y es responsable del transporte de nutrientes y oxígeno por todo el cuerpo para el funcionamiento de los órganos y sistemas vitales.

Finalmente, el sistema digestivo transforma los alimentos en nutrientes que el cuerpo puede utilizar para mantenerse saludable. Los órganos involucrados en este sistema incluyen la boca, el estómago, el intestino delgado y el intestino grueso. La absorción de nutrientes también se lleva a cabo en el sistema digestivo y los residuos se eliminan del cuerpo a través del recto y el ano.